Al cumplir 18 años Andrea decide junto a su familia trasladarse a vivir a Logroño para estudiar Diseño de Interiores en la Escuela de Artes. También vive una experiencia maravillosa en la ciudad polaca de Varsovia donde amplia y mejora su formación y aprende inglés. Allí vive un ambiente estudiantil cosmopolita e internacional en una ciudad pequeña y muy muy familiar. “En Varsovia, una de las ciudades más frías en Europa, aprendí a vivir hacia dentro en las casas. Algo muy diferente en España porque vivimos más hacia la calle. Por eso allí pude aprender muchísimo sobre espacios interiores y cómo crearlos para vivirlos intensamente", explica.
Andrea crea proyectos de arquitectura interior con los planos y las nuevas distribuciones. Luego se puede ir más allá llevando a cabo la decoración. También es importante el papel del Director de Obra que es quién gestiona a los profesionales que acometen la misma acompañando las fases que tiene la obra y supervisando lo que está escrito en el contrato. “Llegué al Valle Digital gracias a las redes y me pareció guay. Entré en el grupo de Vivienda y en el proyecto de Co-housing. Chema me invitó a diseñar los córner digitales y me pareció genial. Es muy importante que la gente tenga acceso a internet en los pueblos.
Andrea Mediavilla Vicente en la ciudad de Logroño.
El primer modelo lo hicimos para el bar restaurante El Pozo de Salas. Creamos un espacio divertido y atractivo basado en el color empleando madera reciclada OSB. De hecho, llevo tiempo investigando todo lo que tiene que ver con materiales sostenibles y de cercanía. Me gustaría impulsar de nuevo la industria de el mueble en Pinares. El material es muy bueno. Lo que hace falta es investigar y desarrollar más y hacer un buen marketing. Muchas gente por ejemplo no sabe que la lana se usa exitosamente como material aislante ente tabiques. Es además sostenible y en esta zona podemos conseguir una gran cantidad”, explica Andrea.
Disfrutando de un maravilloso atardecer en la Sierra de la Demanda
Durante la pandemia, el teletrabajo ha sido una gran alternativa para vivir y trabajar desde los pueblos. Sin embargo, no es ni mucho menos la solución al grave y complejo problema de la despoblación. “Yo creo que necesitamos industrias que impulsen la zona. Es muy importante apoyar también a los emprendedores porque al final son las empresas las que crean riqueza. También creo que la Sierra de la Demanda y Pinares tienen un enorme potencial turístico que todavía está por explotar”, finaliza Andrea.