Si amigos sí, no puede derrotar a quién no se rinde. Es algo que sabía muy bien Babe Ruth, considerado por muchos como el mejor jugador de beibol de toda la historia. Y es que Pedro Pablo Izquierdo es así, un luchador nato pero con armadura de cristal. Necesita a veces algo más de tiempo para comprender las cosas, pero una vez asimiladas su nivel de respuesta es excepcional. Y lo es porque se convierte en una máquina que aprende más rápido que nadie. Por eso su progresión en la música ha sido excepcional. Comenzó en este maravilloso universo cultural a la edad de doce años. Y lo hizo con la guitarra española. El maestro Raúl Contreras fue uno de sus primeros profesores en este maravilloso mundo. “Con él aprendí muchísimo. Es un gran músico y una gran persona. Siempre está dispuesto a echar un mano y lo da todo por la música. Fue muy importante en mis comienzos”.
Después de probar suerte con la guitarra, Pedro decidió intentar aprender a tocar la flauta de pico. Fue un comienzo qu ele llevó después a cambiar de instrumento para tocar el clarinete en el año 2003. “Estuve seis años tocando este instrumento y cogí un nivel brutal. Cuando algo me apasiona yo no paró de estudiar y de practicar y mejorar día a día. Después llegó a mi vida el maravilloso mundo de las charangas. No he dejado de tocar en diferentes formaciones desde el año 2010. Es un mundo apasionante. El año pasado sin ir más lejos hice 72 bolos y toqué con nueve charangas distintas. Tal vez sean “Los Famosos” la formación con la que me siento más a gusto e identificado. Son amigos de verdad. También los de la Tocotó. Les considero a muchos de ellos mis hermanos. También quiero destacar el enorme apoyo que he tenido de Pablo Abad, el director de la escuela de música de Salas. Es un tío genial, cercano, amable y comprensivo que ama la música por encima de todas las cosas. Con él he podido trabajar como subdirector dentro de la escuela en el combo de jazz. Creo honestamente que la escuela de música es muy importante para la comarca.
Están saliendo grandes músicos gracias a la formación que se imparte en la misma”. Pedro decidió probar con el saxofón en 2017 tras una lesión en la espalda provocada por el Helicón, instrumento que llegó a dominar. “Es realmente mi instrumento fetiche, el que más me gusta. También creo que es el que más salidas profesionales me puede aportar para hacer diferentes estilos de música. Yo ensayó mucho todos los días. A veces hasta dos y tres horas. Con el saxofón decidí meterme en la banda de Covaleda. Somos como una familia. Salimos a tomar algo y siempre tenemos una cena en la que nos juntamos todos para celebrar algún concierto. Es una banda familiar en la que hay alumnos de todas las edades. La verdad es que estoy muy muy a gusto”
Su fuerza de voluntad y su determinación han conseguido que, después de muchos años, Pedro haya superado las pruebas del conservatorio. Lo intentó primero con el clarinete sin éxito. Después, lo ha estado intentando varios años con el saxofón hasta conseguirlo. “Ha sido un subidón la verdad. Son pruebas muy exigentes y es difícil. De esta manera, si sigo trabajando, podría tener una titulación en el futuro. Además, me permite seguir progresando y mejorando como músico. La música lo es todo para mí y desde luego es mi gran pasión en la vida y lo que me hace feliz. .