Dejar un importante legado genético y económico en la ganadería equina de la comarca de Pinares es la labor, muchas veces desconocida, que desempeña la Base de Inseminación -dependiente del Centro Militar de Cría Caballar de Zaragoza- que se encuentra desplegada desde el pasado mes de abril en la localidad de Covaleda y que culminará sus servicios en la zona el próximo 20 de junio.
La pasión por el caballo y la profesionalidad en su trabajo son la combinación perfecta que transmiten las dos personas que dirigen este centro tan especial, -que da servicio a todos los pueblos de la zona y que también tiene Puntos de Inseminación en Quintanar, Vinuesa, Villoslada de Cameros y Lardero (La Rioja)-, con el objetivo final de inseminar al mayor número de yeguas posible con sementales selectos del estado.
Ellos son el subteniente Antonio Cerro Ventura, especialista en cría caballar, y el alférez reservista Jesús Forga Martel quienes, al finalizar estos tres meses en la comarca de Pinares, habrán conseguido inseminar a medio centenar de yeguas con una cifra de potros siempre cercana al número de cubriciones. Todo un récord que tiene como verdaderos protagonistas a Hornazo, Albor, Cerbal y Dublin, dos bretones de tiro/arrastre y cárnico, un pura raza español y un burro catalán que prestan su semen para dejar su valorada huella genética en la zona.
“El objetivo final es revertir la endogamia y degeneración genética equina y mejorar el tamaño, funcionalidad y productividad de los caballos nacidos en áreas rurales, donde crecen los mejores pastos, muy dependientes en su economía del sector primario agroganadero”, señala Emilio Escarti Gómara, teniente Coronel de Caballería DEM y Jefe del Centro Militar de Cría Caballar de Zaragoza.
“En concreto para el perfil de la zona de Pinares se ha pensado un catálogo de sementales donde se pretende actuar con permanencia máxima de cuatro años para cada uno y así, con rotaciones, evitar que cubran a sus propias hijas y atenuar la consanguinidad y conseguir mejora ganadera”, añade el Teniente Coronel.
Las razas destinadas a la Parada de Covaleda tienen en cuenta la tipología de yeguas de la zona, las demandas de los ganaderos, las mejoras genéticas programadas en la cabaña lugareña que se pretende estimular, el uso caballar característico de la zona de Pinares y sus recursos.
Proceso sencillo y económico.
El proceso para inseminar a una yegua es sencillo y muy económico para el ganadero que desde 58 euros puede conseguir semen de pura raza. “Las yeguas que acuden a la parada y las que se controlan en los distintos puntos de inseminación de la zona se evalúan ecográficamente cada dos días para realizar un seguimiento folicular en sus ovarios y determinar el momento de la ovulación y su inseminación”, explican el subteniente Antonio Cerro y el alférez reservista Jesús Forga, “lunes, miércoles, viernes se extrae semen de los tres caballos y el burro a primera hora de la mañana y se obtienen de cada eyaculado múltiples dosis. Se controla constantemente la calidad seminal de cada ejemplar a la hora de preparar las dosis y sus diluciones en el laboratorio. Luego se aplica el semen a cada yegua cada dos días que es el tiempo de vida del semen una vez refrigerado”.
El proceso de inseminación se repite normalmente hasta cuatro veces tal y como explican los expertos. “Cada yegua suele precisar de tres a cuatro inseminaciones hasta que ovula y quince días después se diagnostica su gestación ecográficamente, si no ha quedado gestante se vuelve a inseminar en el siguiente ciclo y si se observa alguna patología se remite a su veterinario clínico. En todo momento se realiza un asesoramiento reproductivo del ganadero y, además, la técnica de inseminación permite un aprovechamiento óptimo del semen de cada caballo impidiendo la transmisión de enfermedades venéreas o infecciosas dado que los sementales no contactan nunca con las yeguas”.
Al año siguiente, después de unos once meses, llegarán los resultados y nacerán los potros que son computados en la siguiente Parada de modo que se acumula un historial reproductivo de la mayoría de yeguas. Al quedar preñadas se les extiende un certificado de cubrición para poder inscribir los potros con acreditación en los distintos Libros Genealógicos de Raza del Estado. Toda una labor que será garantía de calidad para el futuro de Pinares.