Al terminar sus estudios en el Instituto de Salas, Virginia soñaba con ser una gran fisioterapeuta. Sin embargo, por el deseo de subir nota, comenzó laboratorio y lo dejó al enfermar su madre. Después comenzó a estudiar música, otra de sus grandes pasiones. Su padre, ya muy mayor, también cayó enfermo y tuvo que desplazarse a Alicante para cuidarle. “Al final terminé Educación Física en la preciosa ciudad de Palencia.
Ya llevo 23 años como maestra de primaria en el Colegio La Merced que los Jesuitas tienen en la ciudad de Burgos. Enseñar es mi gran pasión. Doy música, matemáticas, E.F y lo que va tocando. En Jesuitas desarrollamos la pedagogía Ignaciana y educamos para que los niños terminen siendo hombres y mujeres para los demás. Es una atención personalizada y un trato individualizado basado en una educación innovadora, que requiere formación continua por parte del profesorado. Soy inmensamente feliz en mi trabajo, me encanta crear, experimentar, investigar y sobre todo usar el juego como herramienta educativa. aclara Virginia.
Dice un sabio proverbio Hindú que a los ignorantes les aventajan los que leen libros. A estos sin duda alguna los que retienen lo leído. A estos a su vez los que comprenden lo leído y por último a estos los que se ponen manos a la obra. Por eso, desde muy pequeñita, Virginia devoraba libros y comprendió que su vida y sus sueños siempre estarían ligados al esfuerzo y al aprendizaje continuos porque la vida sin dejar huella no es realmente una vida. “Desde muy niña me apuntaba a todo. Comencé con las danzas regionales.
Luego llegaron las sevillanas, las clases de Taekwondo en las que llegué a sacarme el cinturón negro. Después aprendí a tocar la guitarra para ir a misa, a convivencias y participar en festivales musicales. Aprendí solfeo con Pedro María de la Iglesia y a bailar en una academia en Burgos. Desde entonces no he parado. He seguido formándome y yendo a clases de ballet clásico, contemporáneo, hip hop, salsa, bachata, burlesque, polinesio, Bellydance, Bollywood, flamenco, sevillanas y español.
La Asociación de Amigos de la Música de Salas (ADEMUS) ha cumplido diez años de éxitos sobre los escenarios. ALADDIN, su última representación, ha vuelto a demostrar el gran nivel artístico, teatral y musical que tienen todos los miembros que componen esta asociación cultural en la ciudad del Arlanza. “En Burgos solía representar obras de teatro y baile con los niños, llegando a dirigir dos musicales en el colegio. En misa solía hablar de estos temas con Esteban Cortez y el me dijo que había hecho musicales en Perú. Fue así como comenzamos con la ayuda de Alicia González y Titi antes de que se fundara ADEMUS. Alicia era la encargada de adaptar el libreto y de poner orden y coherencia en el grupo y Titi ejercía de secretaria.
Después llego la asociación, un equipo de gente increíble que antepone su amor por el arte y por el pueblo a muchas otras cosas y que sacrifica su tiempo y parte de su vida por ver sonreír o llorar al público tras cada actuación. La clave siempre ha sido el trabajo y el esfuerzo continuos. Siempre hemos buscado musicales que lleguen al público para después adaptar las coreografías y los libretos. Cuando creo una coreografía estoy dibujando un cuadro con vida propia, en el que cada movimiento y componente tienen una función indispensable.
Para mí las coreografías son eso, arte en movimiento. En Salas tenemos la gran suerte de contar con gente a la que le apasiona realmente todo lo que tiene que ver con la cultura. Siempre ha sido así, ya existía el Casino, mi madre, mi tía y mi hermana me contaban que de niñas ellas también hacían teatro, diferentes generaciones y una misma pasión. Yo por mi parte no me canso de aprender. Estoy dando clases de canto y me he puesto por mi cuenta a aprender piano. Mi aspiración es mejorar. Cuando quiero algo soy muy cabezota y no para hasta poder conseguirlo.
El amor es como el aire. Si nos falta no podemos vivir ni aspirar a la felicidad. En la actualidad su hijo Iván de 20 años y Gadea de 16 son dos de los grandes amores de su vida. “Iván y Gadea son muy cariñosos, Iván es como yo, inquieto y Gadea sin embargo es más tranquila. También juega un papel muy importante mi pareja, Iván Marino. Llevo ya casi diez años con él. Le conocí a través del musical de la Bella y la Bestia. Fue Alicia la que me dijo que cantaba y así es como entró en la Sirenita donde surgió el flechazo. Así es como empezó nuestra relación. Con él he vivido los momentos más felices y divertidos de mi vida y lo único que puedo decir es que es una persona maravillosa.
Si le preguntas por su color favorito te dirá que es el azul. La película que más recuerda es Ghost porque se la regaló su madre antes de morir. Si quieres invitarla a comer y acertar cocina Canelones o Lasaña. Si deseas llevarla de compras acertarás llevándola a Bricopinares a por herramientas para la huerta y el jardín. Si lo que quieres es invitarla a leer ni te lo pienses, su libro de cabecera es la Historia Interminable. “En mi casa siempre hubo una tradición muy bonita. En los cumpleaños era obligatorio escribir una poesía a la persona que cumplía años. Mi padre decía que no había nada más bonito que regalar algo que realmente sale del corazón”, finaliza Virginia.