“Mi tío Teodoro trabajaba como contable para Jesús Aparicio. Decidió quedarse con el negocio que ya entonces era un comercio de ultramarinos y alpargatería. Un lugar con un encanto muy especial en el que además se vendían velas, paraguas y todos los utensilios de bordaje. En el almacén además había una fábrica en la que hacían chocolate. En aquella época mi padre y mi tío hacían siempre la pre venta con una bici en el tren. Luego toda la mercancía se transportaba en el mismo ferrocarril o en los autobuses que salían de Salas en dirección a cada pueblo. Si comparamos aquella manera de vender con la actual ha cambiado casi todo. Antes todos los productos se ataban con una cuerda y se pesaban. Ahora, todo viene embalado lo que permite trabajar con mayor comodidad y menor presión. Algo que sí sabemos es que es sin duda una de las tiendas de ultramarinos más antiguas de Burgos, de Castilla y León y de España.
Artículo publicado en Diario de Burgos por Margarita Tijero. En la fotografía de Paco Azúa aparecen Nemesio, Jesús y Adolfo Jesús, las tres generaciones de la empresa.
Si le hacemos un guiño a la historia esta nos cuenta que la tienda de ultramarinos, coloniales o colmado toman su nombre del conjunto de importaciones que se traían de las antiguas colonias españolas. Y es que los productos que se vendían en estas tiendas provenían de los territorios de ultramar. Materias primas como el café, el té, el chocolate, las especias y otros productos de importación. Son tiendas donde todavía se pueden ver antiguos instrumentos para medir las cantidades a granel como las balanzas, las guillotinas, los molinillos de café o los juegos de medida de aceite. “El local apenas ha cambiado con el tiempo. Mi tío, mi primo, mi padre y yo tratamos de mantener la esencia y la originalidad del mismo. Siempre nos gustó como estaba y creo que es por eso que se ha conservado tan bien. Antes todo se vendía a granel. No hacía falta reciclar nada porque todo se reutilizaba. La colonia, el aceite, el vinagre o las especias. Mi padre Nemesio, mi mujer y también mis hijos, nos hemos dedicado más al comercio exterior distribuyendo refrescos, bebidas y piensos. Ahora vendemos menos licores porque los márgenes han bajado muchísimo. También somos una referencia en la venta de encurtidos y en productos nacionales tan valorados como los espárragos de Navarra o los garbanzos y judías de la comarca. En realidad es en la venta de este tipo de productos en la que queremos especializarnos”.
Elsa Ortega es la tercera generación del negocio junto a su hermano Adolfo.
Nemesio, el gran patriarca, nos dejó hace unos años. Fue una de las personas más queridas y respetadas en Salas de los Infantes y en toda la comarca. Un hombre afable, de trato sencillo y agradable y de enorme corazón. Un vendedor inteligente y honrado que siempre ofreció la mejor sonrisa y el más exquisito trato a todos los clientes y amigos que compraban en su negocio. En las fiesta de Salas, en los tiempos mozos de Nemesio, todavía no había peñas pero tampoco tenían tiempo para estar con los brazos cruzados. Así que por las mañanas abrían el comercio para convertirlo por las tardes en un bar donde los más jóvenes del pueblo acudían a tomar el típico moscatel con pastas de coco.
Su recuerdo impregna un local centenario en el que se puede encontrar casi de todo. Y ahora, en estas fechas tan próximas a la Navidad los clientes pueden comprar un surtido muy variado de dulces navideños: bombones, mazapanes, turrones y polvorones. Todo de la mejor calidad, al mejor precio y con un servicio atento, amable, cercano y muy profesional. “La Navidad es sin duda una época especial. Sin embargo, ha cambiado mucho en los últimos años. Antes las familias se reunían en el pueblo y se consumía y se gastaba aquí. Ahora, los hijos se llevan a sus padres a las ciudades y el consumo es muy diferente. Nosotros seguimos apostando por la comunicación y el trato directo y cordial con el cliente. Todavía muchos valoran ese asesoramiento y esa relación cercana y amable. Ese es nuestro santo y seña y desde luego no lo vamos a cambiar”, explica Jesús Ortega.
Mientras grabo la conversación con Jesús, le pido amablemente entrar a la tienda. Allí descubro una fotografía y un artículo periodístico que me llaman poderosamente la atención. En la fotografía en blanco y negro aparecen dos camareros de finales del XIX o principios del siglo XX ocupando el espacio de la actual tienda de ultramarinos. Intrigado, le preguntó a Jesús y me comenta que no ha conseguido averiguar quiénes son. También leo y fotografío el reportaje publicado en Diario de Burgos por Margarita Tijero para las fiestas de Salas (del que tomo prestada algo de información). Me llama poderosamente la atención la fotografía del alcalde de Salas Francisco Azúa en la que aparecen sonrientes y orgullosos Nemesio, su hijo Jesús y su nieto Adolfo Jesús. Las tres generaciones de una misma familia al frente del negocio. “Elsa y Adolfo están tratado de labrarse un futuro con sus estudios. De momento a Mariceli y a mí nos quedan bastantes años al frente del negocio. Al final el tiempo dirá y si mis hijos en un futuro quieren regresar aquí tiene su lugar”, finaliza Jesús Ortega.