Recordamos a nuestros difuntos
Los sentimientos de duelo por la ausencia de aquellos que sembraron sus vidas en el mismo surco de nuestra existencia son privativos del campo emocional de cada ser humano.
Los sentimientos de duelo por la ausencia de aquellos que sembraron sus vidas en el mismo surco de nuestra existencia son privativos del campo emocional de cada ser humano.
Soy una arrecida. Vaya. Ya lo he dicho. Y eso que estamos viviendo un otoño dulce y bonachón con tardes de clima suave para pasear por los caminos de las solanas.
Quería yo hablar, en este otoño recién estrenado, de nuestros pueblos de la sierra semivacíos por la ausencia de los que abren las puertas a la vida en la temporada vacacional;
En mis paseos rutinarios por el monte reconozco que la mirada se me pierde por el alto pinar, como las palomas de Alberti, y observo extasiada los hilos de sol que hilvanan de rojo los troncos y alargan las umbrías en los valles.
El ordenador encendido en el cuarto donde escribo emite una luz blanquecina, como de estaño, y envuelve mi cerebro deshabitado de palabras y de ideas. Somos la generación del “Gran Salto”.
Escribo entre rumores de un río cercano al que salvaguardan con sus lanzas de verde umbroso unos chopos soberbios, erguidos, encaramados al cielo casi transparente de la tarde.